Un poquillo de brete


Sé que no he escrito nada desde hace semanas. Honestamente no he estado de ánimos para hacerlo. Sin embargo esta semana me llegó una orden de trabajo de esas conservadoras (iba a decir: ¨chafas¨) y decidí compartirla con ustedes. La orden consistía en desarrollar el texto con la historia de El Gallito Industrial pues estamos desarrollando la campaña interactiva para esa marca en conmemoración a sus 100 años y dicho contenido se requería para el website. Como toda historia de empresa consolidada, está llena de fechas y logros relevantes para "ellos", así que traté de darle una vuelta para que fuera algo más interesante de leer y que dejara alguna especie de impresión, especialmente en quienes hemos vivido toda nuestra vida con la marca. Ojalá les guste:

100 años pasan en un abrir y cerrar de ojos


Desperté en 1909 pero en lugar de abrir los ojos, abrí mis puertas. Mi nombre es Gallito, seguramente me conoces bien o por lo menos haz oído hablar de mi.

Mi papá se llamaba Raúl Odio Herrera, tenía apenas 17 años cuando nos presentaron cerca del costado oeste del Mercado Central en San José. También era contador de profesión aunque nunca ejerció como tal. Recuerdo que al conocerme me dijo al oído: “Algún día vas a ser muy grande, pero la gente te seguirá viendo como un chiquillo”.

Al principio nos costó mucho, recuerdo ver a papá y sus 2 empleados corriendo como locos cuando se descomponía el molinito de cacao o la tostadora de café. Con el paso del tiempo y mucho esfuerzo, más y más gente de la Capital nos visitaban regularmente; venían a comprarnos café y por supuesto a comer nuestros famosos pancitos de cacao.

Un día alguien trajo unos chocolates que se llamaban Menier, todo el mundo hablaba de ellos porque los hacían en Francia y eran muy ricos. Papá pensó que a lo mejor él podría fabricar unos parecidos para vender, entonces comenzó a experimentar.

Como les conté al principio, él era contador y no científico; mucho menos repostero o chocolatero, pero déjenme decirles que su falta de conocimiento y experiencia la conpensaba con determinación. Él decía: “cacao y azucar ya tengo, lo que me falta son los moldes”. Ni lerdo ni perezoso se puso detrás de unos y los consiguió; los sacó de una antigua fábrica que había cerrado hace años.

Hubieron muchos intentos fallidos: los chocolates sabían amargos o salían deformes con la manteca de cacao. Entonces papá se mandó a traer un libro desde Inglaterra para ver cómo lo hacían los europeos, y de hecho, aprendió!

Por fin en 1920, papá nos dio a probar el Milán, la dulce y deliciosa barrita de chocolate que todos conocemos. De ahí en adelante todo fue más sencillo. Empezamos a vender no solo chocolates y café, sino también abarrotes y otros artículos de primera necesidad. Crecimos mucho en las siguientes 2 décadas y la fábrica de chocolates ya no daba abasto. Ya para entonces fabricábamos nuestra propia azúcar y manteca de cacao. Hasta tuvimos que comprar maquinaria nueva más grande traída desde Alemania!

En un periódico de 1950 salió que la banca se había nacionalizado, entonces papá y mi hermano Óscar decidieron pedir un crédito para separar la fábrica de chocolates del almacén. Con esa plata me trasladaron hasta Guadalupe donde teníamos más espacio para crecer. La producción aumentó y a los Milán se les unieron la Tapita, luego vinieron los caramelos de leche, confites, pastillas de mentas y violetas, entre muchos otros. Por más de 20 años nos dedicamos no solo a producir dulces y chocolates sino también a exportarlos al resto de Centroamérica y luego a Europa para que cada vez más personas pudieran difrutarlos.

Un día en 1979, mi hermano me preguntó si quería salir en televisión. Le respondí que yo no sabía de esas cosas y me daba algo de pena pues recién me habían cambiado la cara por la roja redondeada que ya ustedes conocen. Luego me dijeron que yo no tenía que actuar nada, solo salir de frente y que un grupo famoso de la época llamado “Abracadabra” estaba preparando la música. Entonces acepté. Me llevaron a un estudio y escuché la canción; se llamaba “La cascada de chocolate”. Me encantó!

Después de eso todo el mundo me reconocía. ¡No lo podía creer! la gente me veía en la calle y sonreía. Yo les sonreía de vuelta; pero tuve que parar un momento en 1986 cuando papá falleció.

Nunca me había sentido más triste, sentí que perdí una gran parte de mí mismo. Entonces recordé que solo a través mío la memoria de papá seguiría viva; por eso agarré la gran sonrisa que lo caracterizaba, la puse en mi boca y la hice propia.

La gente me apoyó mucho dándome nuevas fuerzas para continuar. Hasta le pusieron mi nombre a una rotonda que construyeron frente a la planta y lo usan como punto de referencia. Incluso al día de hoy -que la rotonda no existe y la planta se trasladó de nuevo- lo siguen usando. No tienen idea de cuánto se los agradezco.

Este año cumplo 100 años, el Almacén cuenta ya con varias sucursales en el Gran Área Metropolitana y vendemos muchos artículos para fiestas. La nueva planta para la fabrica de dulces y chocolates es grandísima e increíble. Todo se mejoró muchísimo con la ayuda de unos amigos gringos llamados Kraft Foods (dicen que son los más grandes de por allá).

Hoy cierro los ojos y parece que fue ayer cuando solo existían las ganas de trabajar de papá. Los vuelvo a abrir, me veo al espejo y sigo viéndolo a él en mi cara como el fruto de su trabajo que soy.

Lo curioso del asunto es que después de tanto tiempo, papá tenía razón; me sigo sintiendo “como un chiquillo”.

OLOR A CAMPEÓN ( cuento publicitario )


Esto lo escribí hace rato y quería compartirlo... empezó como una idea para un comercial, pero resultaba imposible de producir, así que modifiqué y amplié la redacción para dejarlo simplemente como un cuento publicitario, ojalá les guste:





Y dice así...

Era temprano, me encontraba en la sala cuando llegaron. No me sorprendió la visita de la prensa pues estoy acostumbrado a este tipo de exposición. Muchas cámaras han capturado ya la sencillez de mi casa, en cuya decoración se destaca solamente el papel que recubre las paredes con un motivo anticuado y descolorido. Tras unos minutos de saludos, comentarios cordiales y demás muestras de protocolo, procedimos a comenzar la entrevista.

Nuevamente elegí sentarme frente la repisa que desde hace años, es el altar de mis múltiples logros deportivos. Yo sé que al comparar mi físico escueto con mi hogar inundado de trofeos, la gente se cuestiona si son míos o no; pero no me importa, yo sé que los gané y eso es suficiente. Lo único que me mortifica es que la mayoría de esas victorias trajeron consigo un enorme sin sabor acompañado de un vacío que poco a poco me ha ido robando la paz.

Justo en medio de este cuestionamiento, mi entrevistador interrumpió mi viaje mental con su primer comentario. Al cual respondí:

“Toda la vida he escuchado que lo importante no es ganar. Por eso yo quiero saber lo que es eso, competir.”

Al decir estas palabras vinieron a mi mente imágenes de mis primeras competencias. Como el día que gané el Campeonato Mundial de Pulsos contra Vladimir Starinov, el ruso. Recuerdo claramente lo lleno del anfiteatro; atestado de fanáticos que siguieron mi racha de victorias a través de las rondas eliminatorias.

Todos mis contrincantes fueron más grandes y corpulentos que yo; sin embargo, ninguno de ellos me amedrentó, ni si quiera Vladimir, cuya apariencia y complexión remitían a ser un hijo ilegítimo de la familia Schwarzenegger.

Le gané igual que los anteriores, fácil y rápido. Fue como si todas y cada una de estas moles musculosas se hubiera dejado ganar a propósito. Hasta el día de hoy no entiendo muy bien lo sucedido, solo noté una cosa extraña antes de comenzar; que cada uno de ellos olfateó algo que les generó una especie de reacción inmediata. Sus pupilas se dilataron, empezaron a sudar y su pulso les temblaba, como petrificados ante mi mera presencia.

El resonante chasquido de unos dedos me sacó de mi recuerdo. De nuevo mi entrevistador me notó distraído, por eso me preguntó si prefería continuar afuera en el jardín. La propuesta me pareció buena, pues así aprovecharía para regar las plantas y mostrarme ante la gente no como un dios del deporte, sino como lo que soy, una persona común y corriente.

No fue sino hasta ese día que me percaté de lo descuidado de mi jardín; algunas plantas empezaban a ponerse amarillas por falta de oxigenación en sus raíces. Esto porque no pude agujerar los trofeos en forma de copa donde las sembré (el oro es un material difícil de perforar).

Mis helechos están hermosos porque recién los compré; para colgarlos los até y clavé al techo con algunas de mis medallas olímpicas repetidas. A medio regar y con cámara en frente quise ampliar mi última respuesta, a la cual agregué:

“Al principio era divertido ganar en todo, pero con el tiempo se vuelve aburrido y te dan ganas de hacer otras cosas.”

A mi memoria vinieron flashbacks de victorias pasadas; como cuando atravesé de primero la meta en la Maratón de Rótterdam, al final caminaba solo por falta de corredores. Recuerdo que la cinta se estiró lentamente sin romperse, tuve que quitármela de encima. También mi pelea en Las Vegas por el título de peso pesado.

Otra vez noté el olfateo extraño en el otro pugilista, quien al sonar la campana se dedicó a corretear el ring en círculos tratando de evitarme. Para alguien del doble de mi tamaño, me pareció una actitud bastante cobarde. La siguiente pregunta de mi entrevista me obligó a contestar de inmediato.

¿Perder? No, a nadie le gusta perder. Incluso si me pusieran a elegir entre perder o competir, pues yo prefiero competir.”

Solo una vez recuerdo haber enfrentado el miedo de perder; en los Juegos Olímpicos de Verano hace 3 años. Los trajes de esgrima son incómodos y te provocan picazón, nunca había usado uno hasta esa fecha. La espada de mi adversario temblaba y se movía como la cola de un perro felíz de ver a su amo. Es probable que mi reputación tuviera algo que ver con eso.

Al enfrentarnos, solo tuve que estirar mi brazo para que mi espada alcanzara su pecho. Justo después de este primer y último punto, un líquido amarillento brotó por la pierna del traje de mi contrincante. Se retiró de inmediato. No entiendo cómo tanta gente se prepara durante meses para este tipo de contiendas y terminan haciendo el ridículo. A mi personalmente me empieza a hartar el hecho de inscribirme con la certeza de saber el resultado.

A petición de mi entrevistador, volvimos a la sala. Le pidió al camarógrafo algunas tomas de mis trofeos. Yo los acompaño para mostrarles el camino y colaborar en el proceso. Comenzamos por mi trofeo de Golf; no tengo fotos de mi victoria porque Tiger Woods se negó a salir conmigo después de perder por primera vez en su carrera profesional. Les mostré también mi foto en el podio de ganadores del Tour de Francia. Me hubiera gustado que Lans y su compañero de equipo hubieran subido a recoger el segundo y tercer premio, pero por alguna razón, no lo hicieron.

Mi entrevistador se mostró contento con el material recopilado, al final decidí agregar unas últimas palabras:

“No sé, yo no lo entiendo, porque yo nunca entreno ni nada. A lo mejor tengo que hacer algo diferente a lo que siempre hago para ver si acaso algún día, descubro lo que es competir.”

Con esas palabras concluí mi entrevista. Hace ya tres semanas de eso. Ahorita estoy en Wimbledon, otra vez. No me gusta el poco contraste entre mi piel pálida y el blanco de mi uniforme, pero me obligan a usarlo. Junto a mi casillero me dispongo a agarrar la raqueta y salir, solo me falta aplicarme mi crema para calentar y estaré listo.

Ojalá hoy logre competir; evadir la victoria o por lo menos demorarla. Solo quiero saber lo que se siente, aunque sea por un momento.





En tus zapatos




Este posteo será escaso en palabras pero abundante en relevancia. Lo que empezó como un simple ejercicio, terminó como una revelación. Nunca olvidaré aquel pequeño artículo de tan solo tres párrafos que normalmente escribiría en cinco minutos; pero que esa vez duré casi una hora.

En mi trabajo con regularidad me veo obligado a ponerme en el lugar mucha gente, esto con el fin de pensar y generar ideas que tengan un impacto en esas personas. Bueno, hoy intenté ponerme en el lugar de una persona discapacitada.

Hoy supe de verdad lo difícil que es su vida y lo mucho que les cuesta realizar las tareas más sencillas que nosotros mismos damos por sentado. Hoy mi nivel de respeto y admiración por estas personas se elevó exponencialmente. Justo hoy, me quité los zapatos y escribí este artículo con mis pies.

Ya no te amo, quiero otra agencia



¿Cuántas horas hombre (usualmente de muchos hombres y bien caros) invierten las agencias en propuestas de campaña para participar en un pitch? ¿Cuánto de todo ese trabajo es remunerado económicamente? ¿Cuántas de estas campañas generadas específicamente para un pitch llegan a ver la luz del día (o en su defecto, la pantalla del TV)? ¿Cuántas veces los clientes en un pitch se van más por la propuesta económica que por la creativa? ¿Cuántos clientes ven a la agencias como simples proveedores con un servicio caro y engorroso, cuando ellos solo quieren a alguien que les diseñe el brochurecito?

Muchas preguntas, lo sé y sus respectivas respuestas no son nada alentadoras para el gremio.

DATO CURIOSO. Hay cuentas que se van a pitch cada año -
casi-, podría decirse que son publicitariamente promiscuas, ya que han pasado por muchas agencias y no han logrado mantener una relación estable con ninguna de ellas. La típica expresión de cliente: “…haz tal cosa o me llevo la cuenta” es el equivalente a una amenaza de divorcio para un matrimonio (por lo civil desde luego y sin repartición de bienes).

Al final no es más que un mecanismo de presión y de sumisión del cual debemos liberarnos como la industria de profesionales que somos en un área específica de la Comunicación. Amenazar con llevarse la cuenta es la salida fácil de un cliente para ejercer poder y lidiar con los errores de la agencia, muchos de ellos originados por un mal brief enviado por ellos mismos.

Voy a detenerme para destacar particularmente la renuencia de muchos clientes a trabajar con brief, algunos ni siquiera saben llenarlos.


Estimados Clientes:

Por medio de la presente se les reitera que un email
no es un brief, tampoco lo es una llamada telefónica
o una conversación por Messenger.

Un brief es un documento diseñado específicamente
para la correcta solicitud de un proyecto publicitario;
el mismo debe ser redactado por ustedes y validado
en conjunto con la agencia.

Con las mayores muestras de respeto y consideración,

Industria Publicitaria Mundial


Disculpen, hay que ser justos. La responsabilidad es compartida:


Estimad@s Ejecutiv@s de Cuentas:

Favor acatar lo estipulado en el memo anterior dirigido

a los Clientes. Su implementación y vigencia será de gran

utilidad en la prevención de futuros malentendidos.

Suscribe atentamente,


Industria Publicitaria Mundial

cc. Respeto Profesional.


Pero todo esto es sólo una parte, la médula del problema está en que para la gente en general -no solo para los clientes- la Publicidad no es una profesión digna de respeto. Hay muchísimo talento en esta profesión que generalmente no recibe el reconocimiento que se merece, más que el que nos damos nosotros mismos en los festivales de creatividad. (ver posteo: El lado Oscuro de los Creativos).

La siguiente es una anécdota que me ocurrió hace unos meses. Su servidor fue a cortarse el pelo y como parte de esas conversaciones “light” que generalmente tienes mientras te prestan dicho servicio, la señora estilista me preguntó sobre mi profesión. Pude haberle dicho que trabajo de Director Creativo, pero la conversación se hubiera prolongado considerablemente y al mismo tiempo, hubiera perdido lo “light”. Le dije: “yo soy publicista; trabajo en una agencia de publicidad haciendo avisos de prensa, comerciales de TV, etc…” La señora me contestó:
¡Qué raro, yo nunca lo he visto a usted en la tele!

Es duro de admitir, pero en serio la gente cree que uno va a la universidad, estudia por años y saca un grado académico superior para poder ganarse el derecho de salir en TV con modelos y después irse de fiesta con ellas. No hay nada más depresivamente lejano de la realidad. Es un estigma con el que hemos vivido por décadas, mucho antes de que el CONESUP permitiera la enseñanza de Publicidad como carrera universitaria. Ni hablar de lo que piensa la gente de nosotros los creativos; digamos que mi mamá no lo entiende aún.

Sin embargo, algo muy cierto es que la publicidad y la creatividad para una marca son cosas que los clientes ni pueden, ni saben hacer ellos mismos desde sus puestos -por más alto el rango que sea-. Nuestro trabajo tiene un nivel de complejidad importante, no es sencillo y por eso nos contratan. Es más, si cualquiera pudiera hacer este trabajo habría más publicistas que inmigrantes en este país.

Probablemente el estigma es agravado por el hecho de que no tenemos un Colegio Profesional que nos ampare y nos acredite apropiadamente como profesionales. El que existe es para Periodistas, no para Comunicadores y en mi humilde opinión es un error. El INPUB y ASCAP velan por los intereses de la industria que básicamente son los intereses de los dueños de las agencias, pero ninguno tiene la autoridad para validarnos de manera individual profesional.

El asunto es que nadie le cuestiona un diagnóstico o una receta a un Médico (aunque siempre sea Acetaminofén), tampoco nadie le cuestiona los honorarios a un Abogado por redactar un contrato (o sea, cambiar los datos de la persona en un machote), pero de fijo todo el mundo cree que sabe de publicidad; opina y la cuestiona aunque su experiencia en el tema sea poca o nula. Obvia y especialmente los clientes caminan estos terrenos, aunque la mayoría no hayan tenido la formación apropiada para juzgar o evaluar una propuesta creativa de comunicación.

Irónicamente, donde menos hay publicistas o comunicadores es precisamente del lado del anunciante. Basta con leer los clasificados en el periódico y ver los requisitos para saber que los puestos de Gerente de Mercadeo en empresas generalmente son ocupados por administradores de empresas “con énfasis en mercadeo” recién salidos de la U.

Esto significa que en medio de sus clases de finanzas, estadística y contabilidad llevaron un par de cursos de mercadeo extras. Desafortunadamente, este tipo de formación los hace enfocarse ciegamente en productos con beneficios para el consumidor y no en marcas con valor para la gente. Como consecuencia, su criterio de evaluación publicitaria muta a una plantilla genérica condicionada a 3 rubros:

1) Claridad en la explicación del beneficio.

2) Apreciación del producto.

3) Tamaño del logo (megalomanía).


El resto se reduce a la capacidad de la idea y el diseño para “hacerles click” a partir de un juicio estrictamente personal aunque ellos no sean del target y la comunicación no vaya dirigida a ellos.

Pero no es su culpa, la dinámica de su carrera es así y en su trabajo poco a poco los van perfilando como una extensión administrativa del Departamento de Ventas. A grandes rasgos, en la U aprenden las famosas 4 P’s pero desde su puesto nunca llegan a especializarse en ninguna.

Cabe aclarar y recalcar que existen muchas excepciones a este estereotipo de cliente, pero la media va por ahí.

Para explicarlo de otra forma y resumida: Cuando presentas una idea para una campaña, mientras vas mostrando el aviso de prensa, el guión de radio y el storyboard de TV, el cliente obvia la idea y se va imaginando el flowchart de medios; con grandes ansias por saber el desenlace, o sea, la parte donde dice: Total de Inversión: $XXX.XXX.

Posiblemente creerán que he divagado un poco y me he alejado del tema principal de este artículo; pero no es así. Es necesario entender las diferencias esenciales entre cliente y agencia, así como en Terapia de Pareja un matrimonio que pretende divorciarse debe conocer e interiorizar sus diferencias para poder aprender a conciliar. Voy a concluir sugiriendo unos ejercicios:


EJERCICIO DE CONCILIACIÓN # 1

Agencia, no partas del supuesto que tu Cliente tiene tu mismo conocimiento y experiencia en el área de Comunicación y Publicidad. Si no es el caso, es tu responsabilidad sustentar esa carencia de formación y facilitarle capacitación que le ayude a comprender el papel de la Publicidad y la Creatividad dentro de la mezcla de mercadotecnia. Al mismo tiempo es importante mantenerlo actualizado sobre lo que sucede en nuestro quehacer laboral mundial; que conozca las iniciativas creativas que se han implementado con éxito en otros mercados para que su horizonte no se limite a lo que hacen sus competidores locales. Aclaro, no para replicar dichas iniciativas, sino para ampliar su visión de posibilidades para innovar.

Cliente, si no sabes, pregunta, no asumas que sabes por orgullo. Estamos de acuerdo: “el que paga manda”, pero el que manda no necesariamente sabe lo que hace.


EJERCICIO DE CONCILIACIÓN # 2

Cliente, no veas a tu agencia como un proveedor, sino como un asesor. Sácale provecho a su experiencia en un campo que tú no dominas. Ellos son un grupo de gente talentosa que pueden facilitarte tu trabajo y hacerte brillar en tu puesto si les permites que te guíen. No hay problema que no se pueda resolver discutiendo. Amenazar con cambiar de agencia o llevarte la cuenta de plano no eliminará el problema de comunicación, solo lo trasladará.


Agencias, bajémosle el tono al servilismo, propiciemos el diálogo y la negociación. Respetémonos nosotros primero como profesionales para después obtener el respeto de los demás. Actuemos como colegas y no como enemigos en un pitch, la competencia desleal es otro factor importante a considerar y es un problema que debe ser sometido a discusión y reglamentación. No es lo mismo flirtear y seducir una cuenta que ofrecerle sexo salvaje y desprotegido con 50% de descuento.


EJERCICIO DE CONCILIACIÓN # 3

Agencias, pongámosle un precio a los pitch. Tanto trabajo de tanta gente no se puede regalar. Si un pitch le costara a un Cliente unos $5.000 por cada agencia que decida invitar, lo pensaría dos veces antes de amenazar con llevarse la cuenta porque sus cupones se atrasaron.

Clientes, sorry!


SALTEMOS JUNTOS




Para saltar en bungee se requieren dos cosas: la primera es valentía, una sumatoria de convicción, determinación y fe. Debes saber en el fondo de tu corazón que todo estará bien; que pese al atemorizante panorama, saldrás airoso con un gran sentimiento de realización y ventaja respecto a los espectadores que solamente miran desde una cómoda zona de seguridad. Tiene que ser algo que te nace y en lo que crees, de lo contrario, la experiencia resulta traumática sin haberlo siquiera intentado.

Es interesante cómo mucha gente le teme de manera programada a las experiencias riesgosas -
incluso cuando el riesgo es calculado-, aunque, una vez que se ven sometidas a alguna de estas experiencias, la encuentran fascinante; volviéndose motivo de conversación, anécdota e incluso alardeo para con sus colegas, amigos y familiares.

Lo anterior nos lleva al segundo requerimiento, buena compañía: amigos de confianza, conocedores del tema que te apoyen en la aventura y te muestren el camino. Lo cierto es que la experiencia se disfruta más al final, cuando logras hablar con la gente que estuvo contigo animándote todo el tiempo sobre la increíble sensación de logro, las diferentes perspectivas durante la precipitación y el consecuente ascenso victorioso.

No importa cuántos párrafos se hayan escrito sobre el tema, la vivencia es diferente para cada persona. Sin embargo, en lo que todos parecen concordar es que ha sido espectacular, afirman que volverían a hacerlo y que en sus vidas existe un antes y un después de haberlo puesto en práctica.

Por último, si eres Cliente y tienes una Marca a tu cargo, lo que necesitas hacer es leer de nuevo este artículo sustituyendo las primeras 4 palabras por las siguientes: "Para hacer publicidad creativa..."

Saludos,

C@rlos

A partir de ahora, un "Twigarette"



El 18 de enero pasado cumplí 4 años de no fumar, uno de los logros personales que más me enorgullecen después de haber estado fumado como una puta en un bar gay por casi 10 años.

Recientemente decidí meterme en el ride de TWITTER, aún no termino de entenderlo, pero asumo que con constancia lo lograré. Por eso que decidí de ahora en adelante, para hacerme la costumbre de ¨twitear¨, voy a hacer como si fuera "salir a echarme un blanco", cosa que hacía con frecuencia en mis épocas de fumador.

Vamos ver cómo me va con esto; de fijo no me va a matar de cáncer pulmonar, pero en la de menos termino con síndrome de túnel carpal. Je je !!


The IT Crowd RULES!!!!



Luego de meses y meses de adicción al humor geek de The Big Bang Theory, llegaron a mi poder las 3 y únicas temporadas de THE IT CROWD.

Quedé enganchado instantáneamente. El humor es mucho más fino, los guiones están mucho mejor trabajados y los personajes de Jen, Moss y Roy son simplemente espectaculares (gran mérito a los actores).

Lo extraño es que las temporadas tienen solamente 6 episodios y cada una es lanzada en los meses de Noviembre y Diciembre de cada año. Osea, a la fecha existen las temporadas 2006, 2007 y 2008 en espera del lanzamiento de la nueva temporada hasta Noviembre 2009. No entiendo muy bien el razonamiento que hay detrás, pero sé que la espera se compensa en carcajadas. Probablemente en todo ese tiempo los guiones son pulidos y trabajados para que queden perfectos.

HACÉ CLICK EN LA FOTO DEL ELENCO
para ver el inicio de esta gran serie que ha capturado
mi atención y posterior devoción.


ENJOY!!!!


Venta DE CAMPAÑAS 1 0 1



RACIONAL CREATIVO

El racional creativo es lo que separa la creatividad publicitaria de las ocurrencias. En dicho racional se aterriza el insight producto del proceso de planning en un concepto de comunicación; el cual, a su vez, debe responder a una estrategia específica para cumplir los objetivos del cliente.

TELEVISIÓN DEBERÍA IR DE ÚLTIMO

Si la campaña incluye spot de TV, lo mejor es presentarlo de último. Por lo general, el comercial de televisión es el que genera las expectativas más altas en los clientes, dado que probablemente, éste sea el que involucre la mayor inversión del presupuesto. Si TV se presenta de primero y algo no le agrada al cliente, éste no podrá pensar en otra cosa que no sea eso, volviendo el resto de la campaña completamente irrelevante. 

Ahora, si primero se presenta el concept board, seguido de las aplicaciones gráficas, luego radio, exteriores, BTL y por último televisión; el cliente percibe el spot como lo que es: una parte del concepto de comunicación. Algo mucho más grande que 30 segundos al aire en primetime.

LA REGLA DE 2

Dos tipografías, dos colores, dos elementos por slide. Obviamente esto no es una ciencia exacta y el diseño requiere de cierta libertad, sin embargo, puede servir de guía para aquellos con tendencia al abuso de elementos gráficos y sobrecargar de información innecesaria los slides de Keynote o PowerPoint.

Trata de no usar más de dos tipografías por presentación. Juega con su tamaño y sus versiones (regular,
bold, italic, etc), pero no uses un tipo de letra para cada cosa. Mismo principio aplica para los colores. Elige uno neutral para contenido y otro más llamativo para remarcar cosas importante (títulos, vínculos, palabras claves, etc). Preferiblemente que estos colores seleccionados sean de la misma familia, o por lo menos que tengan cierta afinidad (fríos con fríos, calientes con calientes). El abuso de las tipografías y los colores hace la presentación sobre-estimulante para el ojo, esto sin mencionar, de mal gusto.

Por último, no más de dos elementos por slide: titular y texto, titular y bullets, titular y foto, titular y gráfico, texto y foto, texto y gráfico, etc. No importa si la presentación termina con 500 slides, siempre y cuando su ritmo, lectura y comprensión sean cómodas para la audiencia.


SIMPLEZA ANTE TODO

La plantilla de presentación no debe estar cargada del elementos gráficos que compitan visualmente con las piezas de creatividad. Personalmente recomiendo utilizar slides blancos o negros para presentar las piezas y dejar la plantilla para los racionales, titulares y demás contenido.

Tampoco se debe abusar de las animaciones. Hay que recordar que no se trata de un demo de Keynote o Powerpoint, sino de una presentación formal para vender una campaña publicitaria. La menor cantidad de distracciones posible es recomendada.


"KNOW YOUR STUFF"

Cuando intentas vender una campaña, debes saber de lo que estás hablando. El peor de los errores es ir a presentar algo que ni siquiera has visto -
al ejecutivo(a) que le caiga el guante...-. Si sabes de dónde vienen las ideas es mucho más fácil argumentar su venta. Si no sabes, pregúntale al creativo; pídele que te ayude con la presentación. El creativo es el más interesado en que alguna de sus ideas sea comprada, pero no esperes que el creativo haga siempre TU trabajo.

Por último, las campañas hay que venderlas en persona. No vale de nada todo el esfuerzo de un equipo creativo y todo el tiempo preparando una presentación, si al final se le envía por email el archivo al cliente para que lo interprete a su manera. Los cambios se manejan por mail o por teléfono. LAS CAMPAÑAS SE VENDEN EN PERSONA.